Isaías 6:1-8
Nueva Versión Internacional
La misión de Isaías
6 El año de la muerte del rey Uzías vi al Señor sentado en un trono alto y excelso; las orlas de su manto llenaban el Templo. 2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies y con dos volaban. 3 Y se decían el uno al otro:
«Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos;
toda la tierra está llena de su gloria».
4 Al sonido de sus voces se estremecieron los umbrales de las puertas y el Templo se llenó de humo.
5 Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».
6 En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar. 7 Con ella me tocó los labios y me dijo:
«Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada y tu pecado, perdonado».
8 Entonces oí la voz del Señor que decía:
—¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?
Y respondí:
—Aquí estoy. ¡Envíame a mí!
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